Por Eduardo Quintana
Los gobiernos están más preocupados por comunicar que por gobernar”, afirma el periodista colombiano Omar Rincón. A su criterio, los gobiernos de algunos Estados acaparan los medios para ideologizar y no informar. Asimismo, critica la baja calidad del periodismo regional, ya que, según ha observado, hace falta mejor expresión narrativa.
Rincón, periodista del diario bogotano El Tiempo, estuvo en Asunción unos días para presentar el informe “¿Por qué nos odian tanto? Estados y medios de comunicación en América Latina”, sobre la relación entre gobiernos y periodistas.
El material, que incluye el trabajo de la periodista Silvia Páez Monges, por Paraguay, analiza los conflictos comunes que enfrentan hoy en día los medios de prensa en su relación con los poderes del Estado.
–¿Cómo ven los conflictos entre comunicadores y gobernantes?
–Uno de los temas más importantes en política, y divertidos si se quiere, es la difícil relación que vivimos entre medios y gobiernos. Este problema de toda Latinoamérica hace que la gente odie a unos o a otros. La pregunta que se hacen los gobiernos es: “¿por qué me odian tanto si estoy haciendo bien las cosas?”.
Y los medios se cuestionan: “¿por qué me odian a mí si yo estoy informando bien?”.
–¿Cree que cambiaron las visiones acerca de la prensa?
–Sí, mucho. Históricamente, se odiaba a los gobiernos y se quería mucho a los medios.
Hoy en día, los gobernantes cambiaron la óptica y consiguieron que se odie más a los diarios, los canales y las radios.
–¿Cómo se dio el cambio?
–Básicamente, porque anteriormente los medios eran escenarios de la política, de la democracia, donde se presentaba la diversidad de opiniones y actuaban como contrapoder, vigilaban a los gobiernos.
Pero, actualmente, los gobiernos están más preocupados por comunicar que por gobernar. Están pendientes de qué escriben los diarios, qué se dicen en las radios y en la televisión. Están preocupados.
–Entonces, ¿atacan?
–Exacto. Los gobernantes atacan todo el tiempo, dicen que el periodismo es el culpable de la crisis del país, aseguran que por culpa de los periodistas ellos no pueden trabajar.
Y esto no solo pasa en Latinoamérica, sino en todo el mundo. En Francia, con Nicolas Sarkozy, y en Italia, con Silvio Berlusconi. En Estados Unidos, tenemos el ejemplo con la disputa diaria entre Barack Obama y Fox News. Se cometen muchos errores.
–¿Por parte de los periodistas?
–Sí. Antes, los medios eran escenarios donde se presentaba la diversidad de opinión, donde la esfera pública se construía, donde hablaba el de izquierda, el de derecha, el representante del oficialismo y de la oposición; se discutían posiciones de gobierno.
Los periodistas éramos señoras y señores fanáticos por encontrar la realidad y la verdad. Pero hoy en día los medios se han convertido en actores políticos que defienden una ideología.
Se mezcla libertad de empresa con libertad de expresión. El caso argentino es claro: Clarín actúa como partido político de oposición.
–¿Cuál es el problema con hacer críticas o parecer de oposición?
–No digo que esté bien o mal, sino que el medio debe informar. En Ecuador, los diarios también se metieron en guerra con el gobierno. El error principal es creer que los periodistas somos políticos, pero no es así.
Los políticos nacieron para mentir; los periodistas, para decir la verdad. Pareciera que se intercambiaron los roles.
–¿Por qué se da el cambio de rol?
–Porque el periodista hoy piensa que debe tumbar al gobierno, que debe cambiar al presidente. No somos actores políticos. Somos sujetos que contamos la realidad con fuentes diversas. Hay que contar bien lo que pasa y no tratar de ser el protagonista.
–Aun así, se tiende en la región a limitar la labor de los medios, con leyes de comunicaciones, sometiendo a los periodistas al arbitrio del gobierno.
–Hay que hacer leyes. Los medios cambiaron con la innovación de las tecnologías de la comunicación; la comunicación es un bien público, debe estar legislada. La ciudadanía también cambió, hay mucho despertar de los ciudadanos. También hay que regular la relación medios-Estado.
–El temor es que los gobernantes puedan restringir la libertad de expresión y de prensa...
–Eso es indiscutible. No debe haber intromisión del Estado en cuanto a la libertad de expresión.
Hay cuatros cosas que no se pueden aceptar: no se puede limitar la libertad de información; no existe posibilidad humana de hacer control de contenido, que atenta contra la libertad de prensa; el derecho a ejercer el periodismo es de todo el mundo, por lo tanto no pueden restringir el periodismo pidiendo una tarjeta y, lo último, es que debe existir un acuerdo sobre la publicidad estatal en los medios, ya que ahora se usa como “premio o castigo”.
–Preocupa la situación de la prensa en Venezuela, donde el gobierno de Hugo Chávez controla casi en su totalidad a los medios.
–Hay casos a la inversa, donde importa más lo que diga el medio antes que el gobierno. Eso sucede con El Mercurio, en Chile; con El Comercio, en Perú, y con Televisa, en México.
Pero está mal también que algunos Estados sean obsesivos con los medios, como el caso venezolano. El control es casi infinito; por lo tanto, lamentable. Eso atenta contra la libertad de opinión, de diversidad y lastima a la democracia.
–El chavismo utiliza a los medios como método propagandista del régimen, ni siquiera para informar.
–Lo que hacen es ideología, no comunicación. Hacen ideología socialista, educan así a la ciudadanía, mientras que el trabajo de los medios es informar y entretener. Antes que hacer política, hay que haber buenos medios.
Forma localizada
–¿Qué necesitan los medios para innovar?
–Primero, hay que pensar que el periodismo no es solo una forma universal, sino disciplina localizada; segundo, necesitamos un periodismo de calidad, con diversidad de fuentes, además de tener contexto y asignar criterios de explicación, para entender la realidad.
También hay que contar bien la historia; falta una nueva narración. El problema del periodista no es de espacio, sino de calidad narrativa.
Otro problema que superar es el monotemático tema político.
–¿Solo ya se habla de política?
–Sí, hay que cambiar eso. Hay que contar lo que a la gente le parece importante, y no lo que a nosotros nos parece importante. La gente quiere verse en los medios, que se informe sobre lo que le pasa. Debido a la formalidad, hoy en día el periodismo aburre. El periodista cae derrotado antes de competir. Falta generar nuevas ideas, nuevas formas para comunicar.
El problema principal es que convertimos al periodismo en rutina y no nos esforzamos por mejorar. El punto es que debemos sorprender al público; si no, perderemos.
–¿Cómo ves la relación futura entre medios y gobiernos?
–Vamos a seguir peleándonos y nos seguirán odiando.
Los medios seguiremos siendo los referentes, porque comunicamos la toma de decisiones, pero si no nos reinventamos, seguiremos siendo un buen negocio, pero no más necesarios para la democracia.
Si nos siguen leyendo los ministros, los presidentes y los empresarios, con la gente, seguiremos siendo importantes.
15 de Agosto de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario