lunes, 20 de octubre de 2008

Yo no comprar espejito

Por Silvia Páez Monges Guanes - spaez@uhora.com.py

El congreso se maneja en un ambiente donde abundan las cabezas pero falta el pienso. Y quien tiene cultura y sensibilidad, es considerado peligroso. Ergo, es mejor no dar la cara en esas cuestiones tan arriesgadoras de zoquetes como el tema aborto.

Entonces aparecen en escena los desesperados. Los que son capaces de negar a la propia ciencia irrefutable y avalar un crimen con tal de volver al tapete, el seudosocialismo capaz de todo por algún poder.

Indignados, alegan trabas religiosas inútiles para la concreción de “El sueño del matadero propio”. ¿Por qué mezclan los tantos? La dignidad, la ética y la moral no son patrimonio de las religiones; lo son del ser humano en su calidad de persona.

¿Será que en verdad creen que metiendo todo en la misma bolsa: aborto, derechos civiles, sexuales, etc, pueden confundir al pueblo? No deberían subestimar la inteligencia del común de la gente. Pasa que los indios, ya no somos los mismos. Ni siquiera los espejitos.

Por ejemplo. Impresiona ver al defensor de los derechos y torcidos, ingenuo, enternecedor, casi torpe y probo político. El abanderado de los náufragos de una alianza, Carlos Filizzola sube al atril con pinta de nene primer alumno…pero abre la boca, y sus ideas nos echan a temblar.

Lo peor es que tiene quienes le aplaudan las salvajadas. Quienes le financien las disparatadas ideas de bailar sobre los Derechos Humanos. Estos sepultureros de civilización arrojan a la ética y al pueblo pensante en una fosa común. Hasta puedo verlos desempolvarse las manos y pala al hombro, desaparecer en el horizonte.

Y claro, mientras haya legisladores analfabetos funcionales , el aborto seguirá siendo una coartada de los sistemas y sus políticos inútiles. Incapaces de ofrecer un programa económico válido, con soluciones económicas -no genéticas- a los problemas económicos. Temerosos de exigir a esos sistemas por lo menos las mismas facilidades y apoyos –muy bien financiados- para seguir un embarazo que para abortarlo.

Definitivamente hay quienes deberían autojubilarse, más aún, si ni siquiera a Gandhi entendieron cuando condenó sus pecados capitales sociales: Política sin principios; Riqueza sin esfuerzo; Placer sin conciencia; Educación sin carácter; Comercio sin ética; Ciencia sin humanidad.

En fin. Ni hace falta desplegar los fundamentos científicos que comprueban la existencia de la vida desde la concepción.
Y hablando de vida, cuando uno se encuentra con este tipo de individuos, es cuando más desea creer que en verdad, cada ser humano sea único e irrepetible, y –por las dudas- que no exista la reencarnación.

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